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martes, 8 de octubre de 2013

Pedro Navaja

Existen canciones que nacieron para convertirse en únicas, y sin duda una de esas es "Pedro Navaja", la historia del criminal tipo galán de barrio con el sombrero de ala ancha y su diente de oro;   es un clásico de nuestra música, patrimonio de ese «otro» que nos habita, con un lenguaje coloquial, directo y muy callejero.
Escrita por el músico panameño Rubén Blades e interpretada por el mismo junto con Willie Colón,  esta famosa salsa está inspirada en la canción Mackie Messer de Bertolt Brecht con música de Kurt Weill, narra los últimos momentos del criminal y una prostituta en una calle del "viejo barrio". La canción fue incluida en el álbum Siembra, en 1978, y aborda los temas de la vida, la muerte y lo inesperado todo con un fuerte toque de  humor negro.
Cuando se le preguntan a la dupla ganadora Blades-Colón, sobre el origen de este famoso personaje, prefieren reservase el momento en que  se les ocurrió la idea de concebir a  Pedrito; un tipo que por momentos parece salido de algún guión de Scorsese y ser uno de los muchachos de Pandillas de Nueva York.
No hay duda que Pedro Navaja fue la piedra angular más que una hoja del gran Grial en este estilo callejero-musical, convirtiéndose en uno de los temas más representativo de la música latino americana, abriendo las puertas de la ‘salsa conciencia' al planeta de todas las músicas. El famoso disco  Siembra vendió en menos de dos semanas más de un millón de copias sólo en Estados Unidos y Pedro Navaja fue más conocido que el propio Richard Nixon.


Un carro pasa muy despacito por la avenida,/ no tiene marcas, pero to´ saben que es policía./ Pedro Navaja, las manos siempre dentro el gabán,/ mira y sonríe y el diente de oro vuelve a brillar./ Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina,/ no se ve un alma, está desierta to´a la avenida/ Cuando de pronto esa mujer sale del saguán/ y Pedro Navaja aprieta un puño dentro el gabán./ Mira pa´ un la´o, mira pa' el otro y no ve a nadie,/ y a la carrera, pero sin ruido, cruza la calle./ Y mientras tanto en la otra acera va esa mujer/ refunfuñando pues no hizo pesos con qué comer.
Al verla al otro lado de la calle, Pedro Navaja corre hacia ella y la apuñala justo en el momento en el que ella toma su revólver Smith & Wesson y alcanza a herirlo. Indiferente por la cotidianidad de este tipo de escenas y ante el temor a las represalias, "nadie salió, no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró". Sólo un borracho tropieza con ellos, y se lleva el puñal, el revólver y el dinero para entonar el coro: "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida".
Al final de la canción se relata, a manera de crónica noticiosa, que el hecho ocurrió en Nueva York, a la vez que se da el nombre real de Pedro Navaja: Pedro Barrios. El radionoticiero se desvanece antes de dar a conocer detalles sobre el crimen, pero en numerosas versiones en vivo, Blades añade pistas sobre los hechos: ".

En una entrevista que se le hizo  Blades,  contaba que en cierta ocasión Carlos Fuentes le dijo que admiraba su capacidad de síntesis, porque en un tiempo estrecho de siete minutos él podía desarrollar una historia que al escritor mexicano le hubiera llevado sus buenos años y miles de cuartillas. Y agregaba el panameño: «Si tú analizas mi trabajo y lo comparas álbum por álbum, vas a ver la pintura de una realidad urbana, y eso es un trabajo en proceso, pero las partes que están más o menos completas las he ido cortando para armar. Ahí te das cuenta que “Juana Mayo” está conectada con Pedro Navaja, y que éste tiene algo que ver con Carmelo Da' Silva y que Pablo Pueblo, de alguna forma, tiene que ver con Adán García , y que Cipriano Armenteros está conectado con este otro. Es como un trabajo para armar»


En 1984, la canción sirvió como base para la película del mismo nombre. Sin embargo, Blades al estar inconforme con la realización de la película sin estar con su consentimiento, graba al año siguiente la continuación de "Pedro Navaja" titulada "Sorpresas" (incluida en el álbum Escenas). En ella se daba un giro completo a la historia, sugiriendo que casi diez años después Pedro Navaja estaba vivo y haciendo de las suyas.